- El triunfo de los demócratas y la pandemia del COVID-19 son solo dos de los acontecimientos que han hecho historia este año.
Definitivamente el 2020 será un año que recordaremos por el resto de nuestras vidas. Desde que en marzo comenzaron a aparecer los primeros casos de COVID-19 en nuestro país, hemos tenido que adaptarnos al confinamiento, a las salidas estrictamente necesarias, a las vídeo llamadas con amigos y familiares, a prescindir de los abrazos y a vivir conforme a unas reglas que no esperábamos tener que seguir por mucho tiempo.
En el caso de la comunidad dominicana en el exterior, los estragos son el doble, pues han sufrido los estragos de la pandemia tanto aquí como en Estados Unidos, enfrentándose también a la lejanía, redoblando esfuerzos para seguir apoyando económicamente a los suyos.
Hoy recordamos cinco hechos que marcaron a la diáspora dominicana en este año, que para bien o para mal marcaron el inicio de una nueva era, llena de cambios tanto en la vida política como en la personal.
Al principio de la contienda electoral, el panorama de EE.UU. no estaba claro, aunque con el paso de los meses, las encuestas proyectaban al candidato demócrata como el ganador. Lo que si fue seguro, es que el voto latino fue decisivo en las elecciones del pasado 3 de noviembre en varios estados, sobretodo en la Gran Manzana, y que las promesas del presidente electo Joe Biden de establecer nuevas políticas migratorias en sus primeros cien días de gobierno, entre ellas la de reestructurar del sistema de detención de inmigrantes indocumentados, el aumento de alternativas para la inmigración, y la solución definitiva para los jóvenes acogidos al DACA, fueron algunas de las promesas que permitieron su triunfo rotundo frente al presidente Donald Trump, a quien se le ha dificultado aceptar la derrota.
Definitivamente el Partido Demócrata supo mover sus fichas, con la elección de Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia. La fiscal, hija de inmigrantes será a partir de enero la primera mujer en ocupará dicha posición, llenando de esperanza a las minorías, que se sienten representados por las nuevas autoridades.
Unos seis dominicanos fueron escogidos en Nueva York para ocupar distintos cargos de la vida política de la ciudad en las elecciones de noviembre, jóvenes en su mayoría. Lo que hasta el momento representa la mayor cantidad de criollos dentro de posiciones de poder en un mismo periodo.
Tal es el caso de Bianka Pérez, quien fue elegida como jueza de primera instancia, un cargo que ocupará por los próximos siete años. Carmen de la Rosa fue electa por segunda ocasión como asambleísta del Distrito NY-72 que abarca zonas del Inwood, el Alto Manhattan y el Bronx; Víctor Pichardo, asambleísta del Distrito NY-86; el congresista Adriano Espaillat que repite en el Distrito NY-10 y sigue siendo el único y primer dominicano en ocupar una posición en el congreso federal; Karinés Reyes como asambleístas del Distrito NY-86, Y Amanda Séptimo, la asambleísta más joven de NY y que en este año fue considerada una de las dominicanas más brillantes en el plano político regional.
La representación dominicana seguirá creciendo, cuando en este 2021 se desocupen nuevas vacantes que esperan ser llenadas por criollos. Tal es el caso de Fernando Mateo, que aspira a la nominación republicana por la alcaldía de Nueva York.
La comunidad latina ha sido la minoría más afectada por la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, no solo en términos económicos, sino también en la cantidad de casos y muertes a causa de esta enfermedad.
Solamente en el mes de julio el Departamento de Salud de EE.UU. reportó que el 35 % de las personas que murieron por coronavirus en NY eran latinos, mientras que el Instituto de Política Fiscal de Nueva York, reportó que para el mes de noviembre el índice de desempleo aumentó a un 19 %, debido al cierre de restaurantes, bares y centros de diversión, donde el personal es en su mayoría hispano.
A pesar del azote de los casos en los barrios neoyorquinos donde reside la comunidad dominicana, la lejanía de sus seres queridos, es una huella imborrable que ha dejado el COVID-19. Debido al cierre de aeropuertos, muchos no pudieron dar el último adiós a sus familiares, ni acompañarlos a sobrellevar lo difícil de verlos partir.
El asesinato de George Floyd por parte de un agente policial, no solo afectó a la comunidad afroamericana de Estados Unidos, este ha sido uno de los casos de racismo más visibles en el mundo, en el que todas las minorías de la nación más poderosa salieron a las calles durante días en protestas masivas, en ocasiones violentas para abogar por el final del racismo y la xenofobia.
Muchos comerciantes dominicanos vieron sus negocios destruidos por la multitud que se tiró a las calles. Años de duro trabajo y esfuerzo se vieron destruidos por grupos y pandillas que se hacían pasar por manifestantes, donde la mayoría quedaron captadas en vídeos.
Las autoridades no dieron abasto para frenar a las miles de personas que salieron a las calles y un sin número de negocios se vieron obligados a resguardar sus locales para que no fueran afectados. Sin lugar a dudas fueron días negros en las calles de Estados Unidos, arropados por la pandemia y por la sed de justicia.
Pese a la pandemia y a todas las dificultades para que el voto en el exterior pudiera realizarse, los dominicanos dieron muestra de civismo y ejercieron su derecho al voto en unas elecciones históricas para el país. Según los datos de la JCE, unos 129,821 electores empadronados en el extranjero acudieron a las urnas en el mes de julio.
Estas fueron las primeras elecciones celebradas durante la pandemia en toda Latinoamérica, inclusive en EE.UU.
Por lo pronto, las promesas de que este gobierno trabaje en favor de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos sigue latente en los dominicanos que residen fuera de sus tierras.
Miles de dominicanos abarrotaron las calles del Alto Manhattan en Nueva York, en el que se unieron a los manifestantes de República Dominicana para protestar en contra de la impunidad y la corrupción. Niños, jóvenes y adultos desafiaron las altas temperaturas de esas fechas y abarrotaron las principales intersecciones con carteles, música vociferaban frases como ¡se van!, ¡los queremos presos! Este sin duda, será por siempre uno de los hechos más memorables de la democracia dominicana.
