El drama de los dominicanos deportados de EE.UU.

Al implementarse esta política de deportación la comunidad Dominicana residente en
Estados Unidos, ha sufrido en carne propia estas medidas produciendo un aumento progresivo y preocupante en la suma de deportaciones de Dominicanos desde Norteamérica.
Los deportados al regresar al país enfrentan barreras que les colocan en una situación de vulnerabilidad y marginación. Esta discriminación se ocasionan a estigmas sociales causados a la vinculación de estas personas a actividades  reñidas con la ley en el pasado.
Es urgente estudiar el proceso de deportación de Dominicanos desde Norteamérica que permita identificar estrategias efectivas para la reintegración de la población dominicana deportada desde Estados Unidos.
Ciertamente, las deportaciones como retorno forzosos plantean una diversidad de reto para la gestión de las migraciones por parte de los principales expulsores de migrantes, especialmente en los aspectos socio económicos.
La República Dominicana no escapa a esta realidad. La población Dominicana en Estados Unidos conforma uno de los diez grupos inmigrantes más grande o populoso en territorio estadounidense. En vista de esto, es importante entender las implicaciones que tiene la migración de retorno para las sociedades receptoras, especialmente aquellas forzosas, si consideramos su impacto en distintas esferas sociales, para así dar una respuesta efectiva a las demandas y necesidades de la población retornada.
Debe existir políticas que aborden un enfoque diferenciado, aquéllas acciones destinadas atender a la población retornada forzosamente, el cual debe partir de la causa de emigración y los factores que dieron lugar a su condena en los Estados Unidos, hasta la razón del rechazo en la sociedad Dominicana, como elemento esenciales para abordar este problema público – social.
Podríamos decir que la población de Dominicanos retornados desde Estados Unidos, al llegar al país deben ser orientado hacia una convivencia de fraternidad con la sociedad en cual ellos son reinsertados, como nuevo dominicanos que un día salieron a buscar una vida mejor, pero ahora regresan con una perspectiva llena de incertidumbre y muchas melancolía al dejar atrás familiares y amigos, ya en el país la tristeza y la soledad son sus acompañante por un largo tiempo.
La población de retornados se le debe abordar con programas y talleres de emprendimientos, de inversión, social y económico, de esta forma podríamos invitar que esta comunidad recién llegada tenga la oportunidad de reinsertarse en una sociedad desconocida por ellos, con programas de educación la estigmatización de que los dominicanos retornados son delincuentes o narcotraficantes, pondríamos obtener una reducción significativa del delitos por los recién llegados, abriendo las puertas para esta población sería la fórmula perfecta para una mejor convivencia para los que llegan y para los que ya estamos aquí. Si les ofrecemos una segunda oportunidad sin prejuicios, pero con sinceridad, podríamos convivir todos juntos y así construir un mejor país para todos los dominicanos, sin importar de donde vengan u origen social.